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El vino en Baja California
Durante la época precolombina en México, los indígenas utilizaban la vid para hacer una bebida mezclada con frutas y miel, esta bebida se llama acachul y se sigue consumiendo en algunas partes del país; sin embargo, los indígenas no conocían el vino.
Durante la era de la conquista, los colonizadores necesitaban el vino como parte fundamental de su ingesta cotidiana y los misioneros lo requerían para oficiar misa, por lo que rápidamente importaron las uvas europeas y desarrollaron su producción en la Nueva España. Iniciaron cosechando alrededor de la ciudad de México, capital del virreinato, en Querétaro, Guanajuato y San Luis Potosí.
Posteriormente se utilizaron las fértiles tierras del Valle de Parras, Baja California y Sonora para su cultivo. Los jesuitas cultivaron la uva en sus misiones de Baja California y los Franciscanos lo hicieron en California. Fraile Junípero de Serra estableció 21 misiones desde San Diego hasta Sonora, el vino que éstas produjeron era reconocido por su calidad en todo México. La uva que estos misioneros plantaban se llamó uva misión, ahora es conocida como criolla. Hernán Cortés, gobernador de Nueva España, ordenó en 1524 que cada colono debía plantar 1,000 pies de vid por cada cien indígenas.

En 1539 el capitán Francisco de Urdiñola estableció la bodega vinícola de la Hacienda de Santa María de Parras, en Coahuila. Después de este gran auge, la corona española temió que los vinos de la Nueva España compitieran contra los producidos en España, por lo que prohibió sembrar viñas en México, aunque permitió seguir utilizando los viñedos que ya existían. Los misioneros se negaron a acatar esta disposición y continuaron produciendo vinos en la Nueva España, aunque a menor escala.
A principios del siglo XX, la producción de vino en el mundo estuvo severamente afectada por los conflictos políticos y guerras, teniendo adulteración, fraude y sobreproducción. Durante esa época, el vino en México también sufrió dificultades debido a que la mayoría de los viñedos fueron destruidos por la filoxera (plaga que ataca la vid) y los conflictos políticos.
En 1920, México volvió a producir vinos, pero eran de muy mala calidad debido a la falta de conocimiento sobre vinicultura, el mal estado del equipo y la mala selección de variedades. A partir de 1970 los vinos mexicanos mejoraron gracias a la creación de asociaciones de vitivinicultores, una mejor calidad de vida, esfuerzos comerciales de las grandes marcas y la correcta selección de variedades de uvas.

El consumo per cápita de vino en México era de la tercera parte de una botella durante la década de 1970 y actualmente es de alrededor de 200 mililitros, que es insignificante frente a los 62 litros de Italia, 58 de Francia y 45 de España. En 1987 se vendieron veinticuatro millones de botellas de 750 mililitros en México, el 98% de éstas era de producción nacional.
Actualmente, el 80% de la uva mexicana se utiliza en la producción de vinos de mesa para consumo nacional y de exportación. Las variedades de uvas que se producen en México son las tintas Pinot Noir, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot, Garnacha, Claret, Tempranillo, Malbec, Syrah, Petit Syrah, Ruby Cabernet, Sangiovese, Cariñena, Salvador, Alicante, Barbera, Zinfandel, Misión y Nebbiolo; más las blancas Chardonay, Savignon Blanc, Ungi Blanc, Chenin Blanc, Riesling, Palomino, Verdona, Fume Blanc, Semillion, Feher Zagos, Malaga y French Colombard.
La industria mexicana actualmente ofrece 200 diferentes tipos de vinos, los cuales han ganado más de 300 premios y reconocimientos internacionales en los últimos 15 años. La producción vitivinícola de Baja California se encuentra desde Mexicali hasta Ensenada, dentro de una zona conocida como la franja del vino con una buena influencia de los vientos marinos.
El clima de esta región favorece cosechas de máxima calidad por sus inviernos húmedos y veranos secos y templados. Las zonas de cultivo más importantes son Valle de Guadalupe, Valle de San Antonio de las Minas y Valle de Calafia al noroeste de Ensenada, Valle de Santo Tomás y Valle de San Vicente al sur de Ensenada. El viñedo de Calafia que se encuentra a 335 metros sobre el nivel del mar es donde se encuentran reunidas en una colección botánica las mejores variedades de uva en el mundo.